15 joyas ocultas y lugares que visitar en Edimburgo

Abierto de mayo a septiembre, Jupiter Artland es una maravillosa zona verde situada en las afueras de la ciudad. Disfruta de un paseo entre los árboles de este magnífico lugar y contempla las obras de arte instaladas en los jardines.

Situada en Rutland Place, en el extremo oeste de Princes Street, la destilería de Ginebra de Edimburgo produce una deliciosa gama de ginebras y licores. Reserva una visita guiada a la destilería para conocer la historia de la ginebra y su elaboración. Verás los dos resplandecientes alambiques de cobre que hacen cada gota de la ginebra de Edimburgo antes de degustar una por tí mismo. 

Bordeando el Water of Leith y a pocos minutos de la popular Stockbridge, el Dean Village cuenta con una de las arquitecturas más espectaculares de la capital. Sigue el apacible sendero a lo largo de la orilla del agua y hacia el oeste de la ciudad, admirando los característicos molinos de arenisca y los elegantes renacimientos Tudor que se encuentran en el camino. Tampoco estás lejos de la Galería Nacional Escocesa de Arte Moderno.

Continúa por el frondoso y tranquilo sendero que se abre paso a través de la ciudad y, finalmente, llegarás a The Shore, ¡una zona de la ciudad con restaurantes con estrellas Michelin, lugares para comer marisco, cafés y bistros de moda!. Detente en el mercado de comida The Pitt Street, que tiene lugar casi todos los sábados del año, o recompénsate con una refrescante pinta de cerveza en la terraza de Teuchter's Landing ¡no hay nada mejor que este lugar en una noche de verano!

Este clásico bar estilo Prohibición ofrece una gran variedad de cócteles clásicos y creativos, con una decoración divertida y una peluquería de caballeros. Panda & Sons está un poco escondido, pero sigue buscando - ¡vale la pena visitarlo para tomarse una deliciosa bebida! O bien, averigua si Bryant & Mack de Rose Street es un bar de cócteles o una agencia de detectives, y prueba el legendario helado con alcohol, los dulces de la máquina expendedora y los granizados en Hoot the Redeemer en Hanover Street.

A veces conocido como el jardín secreto de Escocia, el Dr Neil's Garden es un pequeño refugio al lado de la iglesia de Duddingston, y en las laderas bajas de Arthur's Seat es un lugar fabuloso para escaparse del mundo real, con plantas de colores brillantes que admirar por todas partes. En una esquina, está la Torre de Thomson, construida en 1825 para almacenar las piedras de la Asociación de Curling de Duddingston, y mientras estás en el pueblo, una parada en el Sheep's Heid es obligatoria para disfrutar de una buena cena asada.

Puede que ya hayas visitado el maravilloso Museo Nacional de Escocia en la Calle Chambers, pero ¿te has aventurado a subir a la plataforma de observación de la azotea en el séptimo piso, para ver las increíbles vistas de 360 grados de la ciudad?    

No te preocupes si eres fan de las playas, una escapada en Edimburgo puede convertirse rápidamente en unas vacaciones en la playa con varias costas entre las que elegir. En Cramond, camina a lo largo de la calzada intermareal hasta la isla de Cramond (¡asegúrate de revisar las mareas y deja tiempo suficiente para volver a tierra firme!), haz una parada para tomar una taza de té en el Boardwalk Beach Club o siéntate a comer pescado con patatas fritas en el acogedor Cramond Inn.  .  

También en la Milla Real, ¿por qué no visitar la Catedral de St Giles y admirar la arquitectura más impresionante de Edimburgo? Además de las vidrieras victorianas y la piedra de estilo gótico, el magnífico techo de la Capilla del Cardo (Thistle Chapel) es digno de contemplar. Más allá de la Milla Real, busca el jardín del callejón de Dunbar, que está diseñado como un jardín del siglo XVII, escondido en un callejón estrecho justo al lado de la calle principal.

A tan sólo cinco minutos a pie de la Milla Real, el Museo de la Cirugía es un tesoro escondido de herramientas quirúrgicas, pinturas fascinantes y -sí- unas pocas partes del cuerpo en frascos. Conoce la evolución de la cirugía a través de los años y descubre cómo las grandes mentes escocesas nos trajeron algunos de los avances médicos que hoy en día damos por hecho.

A pocos kilómetros del centro de la ciudad, la playa de Portobello rebosa el tradicional encanto de un pueblo costero. Disfruta de un crepe caliente o de un helado mientras das una vuelta por el paseo marítimo, te entretienes con divertidos juegos en las salas de juegos recreativos o visitas la piscina cubierta con baños turcos, donde podrás relajarte con tres salas de vapor, un baño de vapor, una zona de relajación y una piscina de agua fría.

Edimburgo es famosa por su festival anual Fringe, el festival de arte más grande del mundo, pero no es necesario visitarla en agosto para garantizar la diversión y el buen humor. El Club de la Comedia ha visto a algunos de los comediantes más populares del Reino Unido subir a su escenario, desde Frankie Boyle hasta Sarah Millican, entre otros.

Esta casa-torreón del siglo XVI en el lado oeste de Edimburgo, a sólo 5 km de Princes Street, alberga maravillosas colecciones de bellos objetos, incluyendo coloridos tapices, finos muebles italianos y jarrones hechos de la rara piedra de Blue John. Los terrenos del Castillo de Lauriston también cuentan con un impresionante jardín Japonés de la Amistad donado por la prefectura de Kioto.

Este pequeño pero interesante museo cuenta la vida del dinero, bastante apropiado, porque en su día fue la sede del Banco de Escocia. Aquí podrás admirar un millón de libras, ver el billete más antiguo del país y acuñar tu propia moneda. Pon a prueba tus habilidades e intenta abrir una caja fuerte, ¡puede que hasta recibas una chocolatina como recompensa!

Por último, pero no menos importante, el Castillo de Craigmillar es una joya oculta a tan sólo cinco km al sureste del centro de la ciudad. María Estuardo huyó al castillo tras el asesinato de David Rizzio, su secretario privado, antes de que organizaran un complot para asesinar a su marido, Lord Darnley.

Hoy en día, los niños pueden disfrutar jugando al escondite en el laberinto, escalar la casa-torreón o disfrutar de un picnic digno de un rey o una reina en uno de sus patios.