Deambule por valles salvajes y remotos, donde el único ser vivo que vea será un águila. O tómese un descanso en un valle secreto a un tiro de piedra de la ciudad. Más adelante puede recuperar energías en un castillo encantado o en una acogedora destilería.
Los valles de Escocia le llaman…
En Escocia hay cientos de valles gloriosos que descubrir y cada uno de ellos tiene sus propias características. Estas pueden cambiar con el tiempo, la estación y su propio estado de ánimo. ¡Nunca explorará dos veces el mismo valle!
Atraviese Glencoe un día en que las nubes envuelvan las altas colinas, y las historias de las batallas que aquí tuvieron lugar le helarán la sangre. En los meses de invierno, Glenshee es el lugar perfecto para esquiadores y aficionados al snowboard. A las liebres de montaña, con su blanco pelaje invernal, les parece todo muy divertido.
Si se encuentra en Edimburgo diríjase a Glencorse en las colinas de Pentland. Aunque está a tan solo una milla al sur del límite de la ciudad, cuando pasee junto a los plácidos lagos le parecerá que ha dejado la metrópolis muy, muy lejos. En primavera los tojos se encienden con flores amarillas y el aire se enriquece con su agradable aroma.
En Glen Orchy puede deslizarse en canoa durante millas por el río y después relajar sus cansados músculos con estilo en el castillo de Barcaldine (es decir, si es que consigue dormir; se dice que el castillo está embrujado).